jueves

El verano nunca se me ha presentado con amores duraderos ni hay alguien que me aguante nómade y con una toalla bajo el brazo cada mañana. Las nubes me gustan mucho y a ratos el sol suele ser mezquino con ellas por eso prefiero el otoño. Los atardeceres mas temprano, los correos certificados, la maquina de escribir y el té de amareto siempre son buena compañía, mas aun si esa compañia se cruza en mi camino de una forma común, sin bromas, ni lomos de toro y menos aun barricadas o ruedas pinchadas.

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