Rutina

sábado


Abrió las cortinas de su cuarto. Nublado.
Se vistió lentamente pensando que palabras hilaría para decirle a Fabián lo que ella sentía. Esa mañana no tomo desayuno. El café la ponía nerviosa.
Camino hacia el paradero, espero de pie su micro. Subió. Esta vez no encendió el walkman. Ensimismada mirando paisajes rutinarios, llego a su destino. Subió las escaleras, una visita al baño. Se moja la cara sin humedecer sus ojos, el rimel se correría. No recordaba haberse lavado la cara aquella mañana, por eso prefirió asegurarse. Lleno su botella con agua de la llave como de costumbre. Camino hacia su sala. Entró sin obstáculos, pues la puerta estaba abierta. Dejo su bolso, miro a su alrededor. Francisca su mejor amiga aun no llegaba, Fabián tampoco. Pensó en ir a la puerta del salón a mirar su llegada, pero podría encontrarse de repente frente a frente a Fabián, eso le aterraba. Francisca no llego. Fabián tampoco. Ambos habían quedado de estudiar para la prueba de ese dicen la casa de francisca, que estaba sola por esa semana, su mama viajaría y la Fran quedaría a cargo de la casa.
Nada podía ser peor ese día para Sofía. Su amiga y confidente no llego y el receptor de sus pesares, tampoco.
Debería esperar un día más de calvario escolar para vomitar su amor, aguantarse sus frases bonitas y su “me gusta tanto estar contigo, me gustas, ¿vamos al quiosco?”
Suena el timbre, hora de salida. Cruzo el arco de la escuela que daba fin a su jornada escolar. Camino mirándose los pies como siempre lo hacia cuando caminaba, siempre quedaban grises de polvo. De repente oyó su nombre
-Sofía!, Sofiaaa!
De inmediato reconoció esa voz nasal. - ¡Sofía!
-Hola. Por que no fuiste a clases, te estuve esperando
-Hicimos la cimarra
- ah. (¿Hicimos?, ¿tu y quien mas?)
Con ese paso torpe y zigzagueante, Fabián se acerca
El corazón de Sofía late al redoble de tambores.
-Hola Sofi, te contó la Fran que hicimos la cimarra, esta mas loca esta
-Demás, siempre hace esas cosas
Fabián se sienta junto a francisca y en un gesto rápido, con total soltura y normalidad, le toma la mano
El corazón de Sofía se detiene por un micro momento y el redoble de tambores cesa sin piedad ni aviso.
Si solo se hubiera adelantado a su confesión de ese día, quizás no hubiera tenido que admirar aquella escena, quizás estaría acostada aun en cama con pijamas, fingiendo un dolor de estomago. Que más da.
Esto no era tan malo, pensó.
Sofía saco un cigarrillo de tabaco natural. Como no tenía encendedor, busco la caja de fósforos que esa mañana saco de su cocina, quemo la hierba y retuvo un largo rato el humo en su boca, luego por su garganta. Exhalo.
-Me voy a mi casa. Tengo que hacer. Nos vemos
A paso lento como cada día, volvió a llenar su botella en un regadío, como cada mañana. Pensó en su amistad con Fabián y la Fran, Pensó en su amistad, como siempre solía pensar en los demás antes que ella.
Como siempre, como cada día, como cada mañana, nada tendría por que cambiar. Subió al bus y esta vez, si prendió el walkman.

jueves


Le tome la mano al mismo tiempo en que encendía el mp3 y me encontré con the cure. Era una grabación inédita, su música era muy suave como hecha a medida para la ocasión y cada cierto rato la retrocedía para volver a oír Snow in summer, que me hacia pensar que si nevara, probablemente lloraría. De pronto pensé que olvidaba oír a mi acompañante, pero no me importo. Sentí que él quizas estaria pensando lo mismo, como también sentía que el seguía al lado mio respirando el aire frío, aunque no podía oírlo porque el volumen de la música impedía escuchar cualquier sonido.
La noche siguió larga y callada, hasta que nos vimos en la puerta de mi casa nuevamente.
Me dijo gracias, un beso y siguió por la vereda. Yo me quede parada mirándolo desde la reja como se alejaba, al soltar mi mano, sentí mas frio que en la calle, por que hace dos minutos me encontraba junto a la salamandra. Deje mi chaqueta sobre el sillón, mire la hora: diez y veinticuatro, siempre es esa hora, apreté la tecla para apagar mi mp3, sonaba incubus con una cancion de mismo nombre que el off de mi mp3, que casualidad.

Caían, las gotas de lluvia caían,..resbalaban por mis mejillas desparramando por los párpados todo el maquillaje que horas antes había aplicado sobre las pestañas, de manera minuciosa y abundante, empañando mi vista y tornando oscura la luz que mis pupilas captaban de las farolas. Caminaba erguida, apresurada, con los pies empapados de agua, con las manos en los bolsillos intentando mantener los brazos pegados al cuerpo, firmes, para así guardar todo el calor que mi cuerpo desprendía después de haber tomado unas copas de más. El bolso se contoneaba de un lado a otro chocándose de vez en cuando con mi cadera, haciendo sonar las llaves de casa como el cascabel de un gato que anda jugando por los tejados.Y por la calle sólo se oía la lluvia y algún que otro tronar de pajarillo que parecía estar llamando a gritos al astro sol para que éste se levantara. Y nada más, solo encontraba almas empapadas en alcohol y en agua deambulando indiferentes por senderos que trazaban a modo de zig-zag, tarareando canciones anteriores o recordando para sí mismos conversaciones embriagadas.Las piernas me dolían y lo único que quería era poder llegar a casa de una vez por todas para envolverme en la manta y enviar telegramas mudos con la mente, deseando las buenas noches y enmarcando esa despedida con beso, un beso de esos que se quedan grabados en los labios como si hubiesen sido cincelados por un maestro ebanista.Y llegué a casa, tiré la ropa por el suelo y me desplome en el sueño. Y soñé, soñé con él quizás, o quizás soñé contigo...


La mañana fue apagando mis recuerdos. Oía de vez en cuando el sonido de las palabras y notaba la diferencia. Por que las palabras que había oído hasta entonces no tenían ningún sonido, no sonaban, se sentían, pero sin sonido. Como las que se oyen durante los sueños.
Me dejó coja y deshecha como pueden leer. Pero no me mató.
Me torció los ojos desde entonces, de la mala impresión, hambre literaria me dejó. Lo cierto es que me volví mas mujer, las pestañas quietas, quieto el corazón, he descansado del vicio de mis remordimientos. Nunca había sentido que fuera mas lenta y violenta la vida, como caminar entre un amontonamiento de gente. Es cierto, las caricaturas siempre me hacen llorar. Es cierto las mentiras siempre me hacen llorar.

viernes


Tontas, románticas, convencionales,apegadas a lo cotidiano, todavía creen que un dia despertaran con un beso y todo amanecerá diferente por arte de magia y que no tienen ninguna responsabilidad en dicha transmisión: Serán felices por mandato divino.Esperan ser resucitadas por el beso del príncipe azul. Ja! todavía no se les destiñe? yo ya lo tengo celeste, bien clarito. No te quedes con la misma depresión de amor, la misma letra tonta del "me dejó", "Yo le mentí" y "Por eso me pasa". Cuando se tiene mucho hielo en el alma se necesita de un buen marrón glacé en la nariz para repeler el tufo asesino del pasado.